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Historia
HISTORIA
Su nombre original es San Antonio de Luricocha, y fue fundado el 21 de lujio de 1825 y elevado a categoría villa por la ley Nº 138 el 20 de noviembre de 1905. Tiene un territorio de más de 7 mil hectáreas lleno de huertos, donde se respira el aroma exquisito de las frutas, tiene continuidad geográfica con la capital de la provincia. Pues esta a la misma altitud y a escasos kilómetros de la ciudad de Huanta.
Después de la conquista española, los pobladores de Azángaro, ubicado a 5 kilómetros en la parte baja del valle, tuvieron que abandonarlo debido a que una mortal epidemia de tifus y malaria. Unos se retiraron a la ciudad de Huanta y, otros a Luricocha.
Una tradición luricochana atribuye esa epidemia a un castigo divino, a causa de que la matrona Tomasa Casa y cadena había flageado al párroco del pueblo por celebrar una misa sin su presencia. Existen todavía sus cimientos de la antigua población en el lugar llamado “Pumanccay”, cerca de histórico rio parcos (Huarpa). Al asentarse los primeros habitantes en el sitio inicial llamado Celay, vieron que no llegaba el agua hasta allí, entonces, avanzaron hacia el norte y profundizaron un manantial hasta formar una laguna, en el punto preciso ocupado hoy por la Iglesia, poniéndole el nombre de “Loroccocha” (laguna de loros ).
En el año de 1550, Luricocha pertenecía a la encomienda del conquistador D. Diego gavilán y uno de los famosos vecinos del pueblo fue el hidalgo D. Crisóstomo de Untiveros, compañero de Francisco Pizarro, quien tomo parte de la captura de Atahualpa.
Untiveros fue uno de los fundadores de la muy noble ciudad de XauXa en 1533 como primera capital de la gobernación de Perú. En 1553 perteneció también al cabildo de Huamanga como regidor. Fue posteriormente propietario del fundo Pumanccay. Tuvo un tambo donde se abastecía de alimentos y alojamiento a los trajineros de tropa de Lima a Cuzco.
Este tambo se encuentra en los bajíos de Luricocha, donde pese al paso de los años todavía se observa los restos de la casa y almacenes, construidas en la zona de Azángaro e Inca Raccay. Algunos creen que dichas ruinas sean los restos del antiguo pueblo de Luricocha.
Leyenda luricochana
LA FURIA DEL APU HUATUSCALLE
La desaparición de la carretera Central, Huanta, Mayoq, Anco, La Mejorada, borrado por el aluvión del desembalse dl rio Mantaro, motivo para que muchos moradores de la zona plañeran construir una nueva vía. Se trataba de abrir una carretera por la villa Huatuscalle-Qaser.
En los estudios participaron ingenieros de gran experiencia, dando inicio a los trabajos. Pero en poco tiempo, se presentaron las maldiciones, no se sabe de que divinidades misteriosas. Se produjeron deslizamientos de tierras en época de sequía, aparición de quebradas inexistentes, formación de cerros nunca conocidos, que les obligo a abandonar el plan.
Comentan los pobladores de las faldas de Huatuscalle y Qaser, haber escuchado la conversación de estas moles pétreas, en una noche tétrica, en que Huatuscalle se quejaba a Qaser de que los hombres estaban por herirle mortalmente, penetrando a sus entrañas, para llevarse todas sus riquezas que guarda.
Qaser ofreció su ayuda guardando sus tesoros consigo. Previo acuerdo, en una noche por demás lóbrega y silenciosa prendieron los relámpagos, reventó el rayo con gran potencia acompañado de un ensordecedor trueno, se abrieron enormes boquerones en ambos cerros frente a frente. Se tendió un puente y miles de miles de seres sobre naturales transportaron los tesoros de Huatuscalle a Qaser.
Finalizado la labor, desapareció en puente, se serraron los boquerones y retorno la tranquilidad. Así fue mitigada la cólera del coloso Huatuscalle, convirtiendo en un cerro pacifico y tolerante. Aun así persiste en ofrecer dificultades a los buscadores de minas a los constructores de carreteras siempre que pasan por sus dominios.
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