COSTUMBRES
FIESTA DE LAS CRUCES
Sus Orígenes:
El culto al madero de crucifixión de nuestro Señor Jesucristo fue establecido desde la conquista de Perú. A fines del siglo XVI, fueron los padres jesuitas, inspirados en la celebración de la gran Fiesta de las Cruz de Granada, al sur de España, quienes suplantaron los festejos de los incas en las montañas de Huanta, los que tenían una particular celebración con cantos, música y danzas, que ahora es todo un espectáculo digno de ser aprendido y difundido.
Durante la primera semana de mayo, Luricocha es escenario de una de las apoteósicas manifestaciones religiosas con motivo de la celebración de la Fiesta de la Exaltación de la Cruz. Una conmemoración de origen Cristiano que recuerda la restitución de la cruz a Jerusalén por el emperador Heraclio, tras haber sido recuperado de los Persas el tres de mayo del año 630 d.c.
A pesar de que estas festividades no están reconocidas por el calendario litúrgico de la iglesia católica, el culto al madero de la crucifixión de Cristo es una tradición muy arraigada que alcanza variados matices y coloridos.
La participación de los mayordomos, quienes son una suerte de cofradías, devotos y autoridades, son los motores da la promoción y el sostenimiento suntuoso de las fiestas, que tienen por objeto no solo mantener el acerbo cultural de un pueblo llevado alegría diversión, sino captar turistas que reactiven la alicaída economía de la zona.
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Video de los chuncho en la fiesta de las cruces |
LOS ACTOS RITUALES
En este marco de algarabía, es importante describir la original alabanza popular de la Fiesta de la Cruces de Luricocha, que moviliza a los habitantes de los anexos y villorrios mas alejados del distrito.
Cada cruz tiene su mayordomo y una cofradía, los cuales tienen la responsabilidad de organizar la fiesta. Esta consiste en bendecir al madero trasladándose desde el lugar donde se encuentra hasta la iglesia de Luricocha. Para ello contrata a lugareños disfrazados de “Chunchos”, quienes tocan sus antaras y danzan lentamente alrededor de la cruz, adornada especialmente para la ocasión con una imagen de Cristo en la intersección de los travesaños y cubiertas por largas bufandas bordadas con hilos dorados y plateados. En algunos casos, la imagen de Jesucristo va separado de la cruz en una urna de madera.
Sin duda. Los personajes más singulares de esta festividad son los Chunchos-Machi ringas, pobladores que se visten a la usanza de los antiguos nativos del valle del rio Apurímac y Ene, para adorar a las cruces con danzas y canticos alusivos a la fecha de idiomas nativo.
La figura tradicional de estos personajes se remonta a la época colonial. Los estudiosos indican que inicialmente los nativos rechazaron la imposición de los religiosos de los conquistadores, pero finalmente fueron derrotados y se les asigno el papel de adoradores de la cruz.
Las festividades se inician en la madrugada del 02 de mayo con el ceremonial del traslado de las cruces los pueblos y barrios de Luricocha. Los cargadores de las cruces extraen los pesados maderos de la cima de los cerros y lo trasladan a la vivienda de cada mayordomo. Lo engalanan con las ramas de arrayán, romero, tallos de caña de azúcar, flores y el paño cubre casi toda la parte interior de la cruz, que es adornada al caer la noche por los “Chunchos” y devotos, quienes convierten la reverencia en una fiesta popular en la que, Por supuesto, no faltan las ceremoniales chicha de molle y jora.
Al día siguiente muy de madrugada, los devotos y los músicos, muchos de ellos aun con la resaca de la noche anterior, reinician la peregrinación cargando la pesada cruz por caminos y carreteras que comunican a la ciudad de Luricocha.
Es una emulación del suplicio de Cristo por los caminos que conducen al golgota, poco antes de ser crucificado por los romanos. Para que en peregrinaje culmine con la concentración de las cruces en el atrio de la Iglesia San Antonio de Luricocha, es necesario que el Señor de Pachapunya haya arribado al lugar; cuya imagen es imponente, una cruz de 12 metros y media tonelada de peso, al que los lugareños lo califican como el patrón de de la cruces de distrito.
Es maravilloso observar a docenas de personas de cada cruz, disfrutando con los “Chunchos, al ritmo de sus sonoras antaras y pequeños grupos de músicos acompañados de mujeres que entonan alrededor de la cruz, que tiene por objetivo bendecir a los maderos que posteriormente serán repuestos a sus lugares de origen.
Durante la liturgia, cuando el sacerdote desde el altar dirige su homilía a los asistentes, la danza de los “chunchos” se reinicia en un acto que se denominan como el “atipanacuy”. Una competencia de danzas que se desarrolla hasta el final de la ceremonia religiosa. Posteriormente, los feligreses abandonas el recinto religioso para desarrollar el acto central de la procesión que debe de ser encabezado por el Señor de Pachapunya, seguido de otra cruz casi del mismo tamaño y peso. Se trata pues del señor de Huatuscalle, cuya morada esta en la cúspide del cañón del mismo nombre y que abre paso al rio Mantaro, marcando la line fronteriza con el departamento de Huancavelica.
COMPETENCIAS DE CRUCES
A diferencia de las procesiones religiosas de lima, el de Luricocha tiene un ritual único que sorprenden a propios y a extraños. Las pesadas cruces cargadas por fornidos feligreses y acompañados por sus respectivos músicos, inician una carrera por todo el perímetro de la plaza de armas de esta ciudad.
Normalmente, son las cruces mayores que ganan que ganan la competencia y la admiración del público. Al final, los mayordomos ofrecen a los agitados cargadores y miembros de su cofradía, almuerzos con bebidas y platos típicos de la región. Aquí, los mayordomos se juegan el prestigio, gastando el último centavo, con tal de quedar bien con su comunidad.
Por su parte las principales, las principales autoridades, desarrollan actividades, para potenciar la fiesta, ferias frutícolas, exposición de artesanía y productos agros industriales y fiestas sociales. Todo esto en un ambiente de tranquilidad y paz, que avizora un futuro diferente y prospero para los habitantes de esta zona.
YARQA ASPIY
El escritor huantino Saturnino Ayala Aponte, en su libro “Mitología, Tradiciones y Costumbres de Huanta”, manifiesta que el “Yarrqa Aspiy”, es una actividad comunal de trabajo cooperativo, enfocado en la limpieza de las acequias principales de la captación de agua de regadillo. Esta labor se realiza en las bocatomas de los ríos Chamana pata, Parisa y Lúcuma pata.
Octubre es el inicio de la temporada de lluvias, que coinciden con las labores comunales de limpieza de las acequias matrices. Esta es convocada por la autoridad comunal, a donde asisten todos sus integrantes, caso contrario, podrían perder la dotación de agua de regadío por todo el año.
Las actividades recreativas también están consideradas, la corrida de toros, el baile de los negritos, los tocadores de antaras, danzantes de tijera, conjuntos musicales y conjunto de banda de músicos.
Por su parte las mujeres se encargan de proveer suficiente chicha de jora, molle y abundante comida. El trabajo es duro, el tambor y el bombo marcan el ritmo de las acciones. Se escuchan gritos de ánimos, cantos de mujeres que ensalzan el esfuerzo varonil. ¡Dale duro, fulano de tal!. no te quedes detrás!. Troncos y piedras desaparecen para dejar libre el canal que conducen el agua el agua vivificar las parcelas sedientas.


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